La intuición y el sentido común nos llevan a pensar que tener una “buena” gestión es importante, pero ¿hasta qué punto influye el nivel de gestión en la competitividad? .

Lo cierto es que históricamente los principales gurús de la competitividad no han dado especial relevancia al nivel de gestión. El propio Michael Porter no la incluía en sus 5 fuerzas, y en tiempos actuales, en los que la innovación ha copado la mayoría de los titulares en este sentido, la gestión tampoco suele tener especial protagonismo. Es posible que detrás de esta omisión esté la escasez de investigaciones sobre el tema; a pesar de que libros de referencia como “En busca de la excelencia” de Tom Peters fueron capaces de popularizar las buenas prácticas de gestión, hasta ahora ha habido pocos estudios sistemáticos y rigurosos que analicen el efecto de la mejora de la gestión en resultados asociados a la competitividad.

Recientemente hemos podido conocer un trabajo en ese sentido especialmente interesante. Se trata de la última publicación de un estudio que lleva casi una década recopilando información, titulada “What Drives Differences in Management Practices?” (2019). Se basa en un proyecto del Centre for Economic Performance de London School of Economics, denominado “World Management Survey”, un trabajo de recogida de datos masivo que Incluye resultados e información del nivel de gestión (cuantificado en 10 niveles) de 35.000 organizaciones de todo el mundo.

Esta reciente publicación incluye el análisis de la relación entre el nivel de gestión de la empresa y los resultados de 6 factores clave de competitividad (valor añadido por empleado, beneficios, tasa de desaparición, salario de producción por hora, gastos en I+D por empleado, patentes por cada 1000 empleados) y representa los resultados en una serie de gráficos de fácil visualización, que se pueden ver en la siguiente imagen:

Como se puede observar, la correlación es muy clara: a mayor nivel de gestión, mejores resultados de competitividad. Claramente y sin excepciones.

Además, los autores concluyeron que el peso cuantitativo de la gestión en la competitividad era realmente alto y lo expresaron así:

Las prácticas de gestión representan más del 20% de la variación en la productividad, un porcentaje similar o mayor al que representa la I + D, las TIC o el capital humano”.

El estudio analizó otro interesante aspecto, las variables externas que podrían facilitar la mejora del nivel de gestión en las empresas, llegando a las siguientes conclusiones:

“Encontramos evidencia de dos factores clave para mejorar la gestión: El primero (…), la existencia de leyes que protegen los derechos laborales y que impulsan las prácticas de gestión de incentivos. El segundo sería el efecto tractor de grandes empresas, que provoca un aumento en el nivel de gestión del entorno.”

Como explican en el documento original, a estas dos variables externas habría que añadir dos más, que fueron identificadas en una publicación anterior:

  1. La existencia de un entorno empresarial, con competencia en productos/servicios y políticas gubernamentales de desarrollo de empresas.
  2. La educación y formación.

En definitiva, esta investigación muestra con bastante claridad que la gestión importa para la competitividad, por lo que es importante trabajar en los factores que la favorecen.