El tiempo que pasamos en el trabajo puede ser capaz de provocarnos tanto emociones positivas como negativas, como ocurre en el resto de la vida… ¿o quizás no? ¿Dónde nos sentimos con más frecuencia desgraciados o felices, durante el trabajo o fuera de él?

Es posible que nuestro primer impulso sea afirmar que somos menos felices en el trabajo, pero en este tipo de valoraciones conviene basarse en datos objetivos, ya que con frecuencia la felicidad y el bienestar están rodeados de creencias poco fundamentadas.

Un reciente metanálisis analiza los estudios realizados en este sentido y concluye que, en lo que respeta a las emociones positivas, no hay diferencias entre el tiempo que se pasa en el trabajo y el que se está sin trabajar. Sin embargo, en relación a las emociones negativas, parece que son algo más frecuentes en el trabajo que fuera de él, aunque las diferencias detectadas fueron bastante pequeñas.

En definitiva, no parece que, en general, seamos especialmente desgraciados en el trabajo. Y esta investigación también destaca que cuando la valoración se hace “en tiempo real”, en el trabajo se perciben más emociones positivas y menos negativas que al hacerlo al final del día, “a posteriori”. Es decir, mientras lo vivimos parece ser más llevadero que cuando lo recordamos.